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Adolfo Benjamin Kunjuk - Diario Personal

En este rincón digital, exploramos la vida cotidiana con un toque de ironía y humor sutil. Entre noticias y reflexiones, vas a encontrar historias que desnudan las contradicciones humanas, todo contado con la cercanía de una charla entre amigos. Desde lo absurdo de la tecnología hasta los grandes temas que parecen manejados por los que menos entienden, aquí las cosas se dicen como son, sin vueltas y con un guiño cómplice.

El grooming, un término que hasta hace poco tiempo era desconocido para muchos, se ha convertido en una amenaza latente para los niños y adolescentes en Argentina. Este delito, que consiste en que un adulto se hace pasar por un menor en línea para ganar la confianza de un niño con fines sexuales, está creciendo de manera alarmante en el país.

Las redes sociales, los videojuegos y las aplicaciones de mensajería instantánea son las plataformas donde más ocurre este tipo de acoso. Lo que comienza como una amistad aparentemente inocente, puede rápidamente convertirse en una situación peligrosa, donde los menores se ven manipulados y coaccionados para compartir imágenes íntimas o encontrarse en persona con el agresor.

Las estadísticas reflejan una realidad preocupante: cada vez son más los casos reportados de grooming en Argentina. Según Grooming Argentina, una ONG dedicada a combatir este delito, las denuncias han aumentado considerablemente en los últimos años. Durante la pandemia, con el aumento del uso de internet, la situación se agravó aún más.

Las consecuencias para las víctimas de grooming son devastadoras. El impacto psicológico es profundo, con sentimientos de culpa, vergüenza y miedo que pueden durar toda la vida. Además, el grooming no solo implica un daño emocional, sino que en muchos casos puede llevar a abusos sexuales físicos.

En respuesta a esta creciente amenaza, Argentina ha tomado medidas para combatir el grooming. La Ley 26.904, sancionada en 2013, establece penas de prisión para quienes cometan este delito. Sin embargo, la legislación por sí sola no es suficiente. La prevención es clave, y aquí es donde entra en juego la educación.

Es fundamental que los padres hablen abiertamente con sus hijos sobre los peligros de internet. Los niños y adolescentes deben saber que nunca deben compartir información personal con desconocidos en línea y que, si alguien les hace sentir incómodos, deben contarlo a un adulto de confianza.

Además, las campañas de concientización son esenciales. Organizaciones como Grooming Argentina están haciendo un trabajo vital al educar tanto a jóvenes como a adultos sobre cómo identificar y prevenir el grooming. Estas campañas buscan no solo proteger a los menores, sino también empoderarlos para que sepan cómo actuar si se encuentran en una situación de riesgo.

En conclusión, el grooming es una realidad que no podemos ignorar. Como sociedad, debemos unirnos para proteger a nuestros jóvenes de esta amenaza digital. Con educación, concientización y apoyo, podemos hacer que internet sea un lugar más seguro para nuestros hijos.

Por Adolfo Benjamin Kunjuk

Soy Adolfo Benjamin Kunjuk, escritor argentino nacido en 1988, especializado en seguridad y telecomunicaciones. Apasionado por la literatura y la tecnología, he publicado libros como "Beneath the Monochrome Skies", "La Guerra de los Tiempos" y "Más allá de los Me Gusta", donde exploro las emociones humanas y la vida moderna. También soy autor de "Unleashing the Magic", una guía para jóvenes exploradores de videojuegos. Mi espíritu filantrópico me lleva a dedicar tiempo y recursos a causas benéficas, buscando inspirar a otros a través de mis escritos y acciones.

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