• Mié. Ene 15th, 2025

Adolfo Benjamin Kunjuk - Diario Personal

En este rincón digital, exploramos la vida cotidiana con un toque de ironía y humor sutil. Entre noticias y reflexiones, vas a encontrar historias que desnudan las contradicciones humanas, todo contado con la cercanía de una charla entre amigos. Desde lo absurdo de la tecnología hasta los grandes temas que parecen manejados por los que menos entienden, aquí las cosas se dicen como son, sin vueltas y con un guiño cómplice.

El ocaso de la ética | Una marca de la época



La desconexión entre la ética y el poder es la marca de nuestro tiempo, muy atrás queda la amalgama griega en la que práctica Es ética y política, pero hoy ambas marchan por caminos separados e independientes, como si cada una de ellas no tuviera relación con la otra. La desconfianza en el poder se basa en ese divorcio y la ética parece vacía e impotente cuando intenta regularla porque es fundamentalmente práctica, está anclada en la vida y no en proclamas. Las últimas noticias sobre nuestro ex gobernante muestran el origen de la corrupción cuando las palabras que invocan la ética se separan de la conducta.

Hegel afirma que en las comunidades originarias existía una identidad entre poder y ética.(1). Con la desaparición de la policías El vínculo entre política y ética comienza a romperse. Lacan llama a la praxis de su teoría “ética del psicoanálisis”, devolviendo al término su sentido más original. La separación entre ética y poder conduce a la ineficacia de la ética y a la creciente deslegitimación del poder. Un poder sin ética es un poder sin autoridad, y no hay que olvidar que la palabra autoridad…autoridades— viene del verbo augur que significa aumentar. En esta primera acepción, se considera que quien tiene autoridad impone, confirma o sanciona una línea de acción o pensamiento que magnifica, al proporcionar él mismo un modelo de acción.

Autoridad y poder son diferentes, alguien puede tener poder sin tener autoridad, por eso Weber dice: “Sólo cuando un sistema de autoridad se derrumba, o un individuo dado pierde su autoridad, debe recurrir al poder para asegurar su conformidad…”(2) ¿No es la violencia de Alberto paralela a la decadencia de su autoridad? La autoridad excluye la fuerza y ​​acepta la violencia, pero para que pueda operar debe ser reconocida, debe tener una causa, una justificación, una razón de ser. Y no la engendra el ser que la posee sino sus actos, lo que nos lleva a concluir que el aumento de la violencia en la época actual es contemporáneo de la decadencia de la autoridad. La primera aumenta a medida que la segunda se debilita; a diferencia de la fuerza y ​​la manipulación, la autoridad está vinculada a la existencia de un poder. legitimidad, es decir con una práctica que la sostiene. Podemos recordar aquí la observación de Lacan cuando dice que «la impotencia para sostener una praxis se reduce, como es común en la historia de los hombres, al ejercicio de un poder».(3)

Pero es imposible hablar de decadencia de la ética sin apelar al nihilismo como devaluación de los valores. La devaluación no implica que el valor desaparezca, pues sigue existiendo, pero, como una moneda gastada que ya no vale nada, pierde su función. Así, la justicia, la bondad, la belleza, la verdad, la unidad y el ser son invocados constantemente, pero las actitudes y los comportamientos ya no están guiados por ellos. Nietzsche predijo este momento cuando dijo:

“Lo que estoy contando es la historia de los próximos dos siglos. Estoy describiendo lo que está por venir, lo que ya no puede venir de otra manera: el advenimiento del nihilismo. Una historia así puede contarse ya hoy, porque la necesidad misma está actuando aquí. Un futuro así habla ya a través de cien siglos, un destino así se anuncia en todas partes, todos los oídos están ya atentos a esta música del futuro.”(4)

Cuando Lacan(5) La frase hace referencia a la figura del “niño generalizado” propia de la hipermodernidad y anuncia precisamente la imagen de un hombre que destierra la sombra de la responsabilidad de sus actos. No es casualidad que la frase provenga de un sacerdote, que en el ocaso de su vida concluye que no hay personas mayores. Se trata de un extracto del famoso texto de Malraux: las Antimemorias.(6)— mostrando cómo el mecanismo de la confesión perdona… los pecados:

“¿Cuánto tiempo lleva usted confesándose?”. Responde: “Unos quince años”. Malraux le pregunta: “¿Qué le ha enseñado la confesión sobre los hombres?”. El cura responde: “¿Sabe? La confesión no le enseña nada, porque en cuanto empieza a confesarse se convierte en otra persona. La gracia está implicada. Y sin embargo… En primer lugar, la gente es mucho más infeliz de lo que creemos. Y luego… Levantó sus brazos de leñador hacia la noche estrellada. “Y luego, lo que ocurre es que en el fondo no hay gente madura”.

Y Lacan considera que la figura misma del niño generalizado abre el camino a la segregación, en la medida en que, redimido de toda mancha, será atribuido a otros. Las leyes eximen a los menores de responsabilidad jurídica, de modo que la figura del niño generalizado sería la de alguien liberado de ella. El que esté sin pecado, que tire la primera piedra, dijo Jesús.(7) Hoy en día, la ex pareja sigue tirando esa piedra, aunque ninguno de los dos tiene el mismo grado de responsabilidad.

Victimización, irresponsabilidad, poder sin autoridad y luego… los celulares “informadores”. Increíblemente se anuncia un tiempo en el que las máquinas gobiernan a los hombres, no hay videos privados, si hay una cámara de por medio, ningún video es privado.

Silvia Ons es analista y miembro de la Escuela de Orien.

Calificaciones:

(1)Hipólito, J., Introducción a la filosofía de Hegeltrans. Alberto Drazul, Buenos Aires, Caldén, 1979

(2) Weber, Max, Historia económica generalFondo de Cultura Económica, México, 1978;

(3) Lacan, J., “La dirección de la cura y los principios de su poder” Escritos 2trans. Tomás Segovia, Bs. As, Siglo XXI, 1985, p.566.

(4) Nietzsche, F., Nihilismo: escritos póstumosBarcelona, ​​península, 1998

(5)Lacan, J.. “Discurso de clausura de la Conferencia sobre Psicosis Infantil” en Él

Analítica. Barcelona: Correo/Paradiso, 1986.

(6) Malraux, A., Anti-recuerdosEditorial: Sudamericana. Buenos Aires. 1976

(7)San Juan 8,1-11

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