• Dom. Ene 19th, 2025

Adolfo Benjamin Kunjuk - Diario Personal

En este rincón digital, exploramos la vida cotidiana con un toque de ironía y humor sutil. Entre noticias y reflexiones, vas a encontrar historias que desnudan las contradicciones humanas, todo contado con la cercanía de una charla entre amigos. Desde lo absurdo de la tecnología hasta los grandes temas que parecen manejados por los que menos entienden, aquí las cosas se dicen como son, sin vueltas y con un guiño cómplice.

La fuerza de Lula | Opinión



Desde Río de Janeiro

¿De dónde viene la fuerza extraordinaria de Lula? ¿De sus orígenes nordestinos, de haber nacido en la región más pobre de Brasil? ¿De haber sido criado por la señora Lindu junto con todos sus hermanos?

Habiendo bajado hacia el sur, a Pau de Arara, viajando 13 días, hasta São Paulo, donde sería lustrabotas, entre muchas otras profesiones que tenían los jóvenes del Nordeste en el sur del país.

De convertirse en dirigente sindical, fundar la Central Única de los Trabajadores, fundar el Partido de los Trabajadores, a convertirse en el principal líder político brasileño contra la dictadura y por la construcción de la democracia.

Habiéndose convertido en el principal líder político brasileño, habiéndose proyectado como un gran líder sindical latinoamericano y mundial.

La fuerza de Lula, sin embargo, no viene sólo de eso, por mucho que sea. Viene de las creencias y valores que guían su comportamiento. Desde allí Lula aparece como un consejero, como un referente, como un guía, como alguien que sirve a todos, como alguien que brinda garantías, seguridad, como esperanza.

Para quienes no lo conocen, es difícil entender cómo Lula atravesó momentos tan difíciles y logró superarlos. Recién llegado de una caravana por Brasil, ya en el sur del país, en abril de 2018 se ordenó su arresto.

Reunido en el Sindicato Metalúrgico ABC, su cuna política, consciente de la falsedad de las acusaciones lanzadas contra él, contra la opinión de aquella inmensa multitud que lo acompañaba, Lula decidió presentarse a la policía y demostrar su punto de vista.

Tuvo que enfrentarse a la oposición de casi todo este grupo de personas, que incluso intentaron impedirle que abandonara el sindicato. Hasta que, dolorosamente para todos nosotros, abandonó el sindicato y se entregó a la policía.

Muchos de nosotros temíamos que nunca más lo liberaran, que nunca pudiera recuperar su libertad, porque sabíamos el odio que le tenía la derecha y el empeño que tenía en impedirle volver a ser libre y seguir siendo el mayor luchador por la democracia y por la mejora de las condiciones de vida de la población.

Después empezamos a visitarlo, en la Policía Federal, en Curitiba, donde el único contacto que tuvimos con él durante 580 días fue decirle Buenos días, compañero Lula, Buenas tardes, compañero Lula, Buenas noches, compañero Lula, a lo que él respondía encendiendo las luces de su habitación.

Pude visitarlo, con la emoción de reencontrarme con él y la tristeza de dejarlo en manos de la policía cuando tuve que irme. Contrastando mi tristeza con su alegría y vigor, para animarnos a seguir en la lucha.

Quien convive con Lula, en condiciones diferentes, siente la fuerza y ​​las convicciones que transmite, de una persona cuya vida refleja sus valores y cuyos valores reflejan su vida.

Por Malena

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