Yo
No hay elipsis, el impacto es inmediato. Así se presenta ante el lector la escritura de Virginia Feinmann. Un resto, un efecto de lectura, es enviado de vuelta a una encrucijada, como las olas de su cuento «Mädchen».
Algo humano, muy humano en los personajes, una precisión en los gestoslos sitúa entre los hablantes con los que nos encontramos.
El Construcción hábil de diálogosligado a la vida cotidiana en “Veinte segundos nomás”, sin añadidos explicativos (“dijo”, “expresó”, “respondió”), apuesta a que quien lea caerá en esa red vital.
Más allá de que el título del libro resuena de mil maneras, tomado de uno de los cuentos, este “Cómodo” me interesa especialmente.
He participado en conversaciones donde circula –más que regularmente- la palabra “confort” y he sufrido la tensión que amenaza al deseo, al trabajo, a la angustia/al objeto. Creo que Virginia Feinmann hace un recorrido por estas referencias del movimiento temporal-espacial que promueve el significante en el habla, cercano a un psicoanálisis (no teológico, sino como una praxis que provoca un malestar que no es necesario en su chispa política y poética), a través de modos de tratamiento literario sensibles a un ángulo del lenguaje que apela a la paradoja de la constitución subjetiva: corporalidades que transitan sublimadas entre su riesgo y su necesidad. “Eros es una placa arcaica, prehumana, totalmente bestial, se dirige al continente surgido del lenguaje humano adquirido y de la vida psíquica voluntaria bajo las dos formas de la angustia y la risa”, dice Quignard (2000) en “Sexo y terror”. El autor implanta Una mirada de reojo donde un humor extraño interrumpe otras sensaciones que produce lo narradoSin escatimar en novela familiar, angustias y risas.
Virginia Feinmann no evita exponer la función de la negaciónOtra piedra en el camino crítico de la elaboración de lo traumático. Angela Davis propone una justicia transformadora para pensar los efectos de la violencia sexual, que interviene en la relación con el término “víctima”. ¿Narrar lo incómodo hace justicia? Entrar en lo incómodo transforma, fuerza una reconstrucción que se desmorona..
La lectura está impactada por un resto que trabaja en un fondo abismal: la soledad junto a otros, los protagonistas son niñas, jóvenes, adultos. Estos otros ignoran y actúan profundizando el aislamiento.Una maniobra que hace resonar el presente reconfortante –por su ausencia–presencia de amistad, regreso que aún no puede llegar, y que es la lugar perforación donde la negación reemplaza a la hermandad. La figura de las amigas o hermanas persiste, pero su función se ve impedida cuando hay una verdad que no tiene las condiciones de posibilidad para ser acomodada.
Las historias están vinculadas a objetos que pasan a través de los recuerdos, por ejemplo en “Polvo” o en “La noche de los perros”, viajan hacia este futuro y Desempolvar los años ochentaun precedente que en la actualidad podría considerarse ciencia ficción. Esta construcción protege el marco que Coloca aquello que en el pasado carecía de herramientas para su detección, pero la operación de escritura sugiere que si escuchamos, podemos saber..
II
Cuando doy una clase en la universidad sobre la ley 26.485, Protección integral Prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales.insiste en una repetición sintomática en los procesos de enseñanza-aprendizaje: hemos pensado junto a las estudiantes que en muchas ocasiones en lugar de escribir “mujeres” se escribe “personas” víctimas de violencia, y en la definición que da la ley, se olvida con frecuencia la noción de daño y la posición diferencial de poder en la que se encuentra quien ejerce la violencia y que la norma puntúa. Hay una dificultad en localizar los antecedentes de la ley y el rastro histórico que los diversos movimientos feministas hicieron para ubicar la violencia y la discriminación. Este síntoma (aquello valioso que indica algo) de la lectura y la escritura, puede vincularse con la discusión planteada por la filósofa Luciana Cadahia (2024) en su libro “República del Cuidado”, sobre el sentido de seguir usando el término “mujer”: si para habitar las paradojas de la diferencia o para distanciarse de esencialismos a partir de otras propuestas que las cuestionan. Cadahia se pregunta si disolver las palabras o participar de sus construcciones performativas: ¿con qué términos podemos dar cabida al malestar y a las luchas políticas transformadoras? La nominación provisional incluye lo inconsciente, “mujer” o “femenino” como, según Cadahia, “una posición relacional a construir colectivamente de manera contingente”, sin dejar de asumir lo histórico.
¿Cómo podrán las futuras generaciones reconocer estas experiencias para comprender las razones de una ley en un espacio-tiempo y poder avanzar en la construcción de otro tiempo? Pongo el planteamiento de Cadahia en sintonía con la narrativa de Feinmann porque permite, desde una operación literaria, “que el pasado piense con nosotros” y trabaje “con y contra el pasado que también piensa en nosotros”.como afirma el filósofo, combatiendo la insistencia de ese pensamiento de la subjetividad actual como poshistórica. Estos relatos esculpen una estética del trabajo con una temporalidad y Aportan una sustancia que indaga en lo siniestro y el desamparo que reclama una interpretación como una deuda siempre presente..
III
Pienso en la serie Girls (2012), anterior y cercana a los movimientos feministas de la cuarta ola, un trabajo anticipatorio que fue muy criticado por no saber interpretar de antemano lo que laboriosamente se acomodó después.
La escritora y protagonista, Lena Dunham, aparece desnuda en varios capítulos. Pude leer en ello un realce de la belleza sin filtros, una afirmación a la que muchos críticos kantianos despojaron de «racionalidad y propósito».
En los modos de danza sin velo, como lo hacía mi maestra Ana Kamien en sus trabajos de performance, Dunham no hace de la desnudez un cebo. El/abody como declaración política muestra la opacidad del deseo y la construcción de sexualidades, con la complejidad concomitante de narrarlo, que podría ubicarse en la escritura de Virginia Feinmann como un campo transversal de lectura de la época pero en otro tiempoque desenmascara lo no dicho para que pueda ser dicho y escuchado, pero al mismo tiempo atrae nuevas disputas de sentido.
“Para que estés más cómodo” configura un precedente hecho de silencios y secretos que revelan un camino valioso para reconocer y sostener un discurso actual que continúa problematizado.
Las historias están ordenadas A la manera de los personajes de Lars Von Trier, nos invitan al bosque y allí esparcen las esporas impulsivas de lo inevitable, del daño, de lo incómodo, de aquello que debemos hablar..
Mariana Garfinkel es psicóloga y docente (UBA).
Referencias
Cadahia, Luciana (2024) “República del Cuidado”. Ed. Herder.
Quignard, Pascal (2000) “Sexo y terror”. Ed. Minúscula.