• Dom. Ene 19th, 2025

Adolfo Benjamin Kunjuk - Diario Personal

En este rincón digital, exploramos la vida cotidiana con un toque de ironía y humor sutil. Entre noticias y reflexiones, vas a encontrar historias que desnudan las contradicciones humanas, todo contado con la cercanía de una charla entre amigos. Desde lo absurdo de la tecnología hasta los grandes temas que parecen manejados por los que menos entienden, aquí las cosas se dicen como son, sin vueltas y con un guiño cómplice.

Arte, comunicación y política | Entre pantallas e inteligencia artificial



Estamos atravesando una etapa en la que el debate sobre El alcance de las pantallas, las nuevas formas de comunicación y el desarrollo de la inteligencia artificial en los más diversos ámbitos de la vida.Un debate que, a la luz de estas nuevas facetas que ofrece el avance tecnológico, muestra la confusión sobre las implicaciones que traería la robotización en los distintos ámbitos del mundo social. Ante este panorama, El arte en sus diferentes expresiones se presenta como una guarida.

Frente a un horizonte de creciente deshumanización de la vida, en términos más específicos, frente al surgimiento de lo que se ha conceptualizado como una humanidad postorgánica, El arte como forma de comunicación parece ocupar el lugar de reserva de sentido, de expresión, de deseo y de asombro frente al mundo..

La consideración de la obra de arte como mercancía fue objeto de estudio y análisis por parte de la tradición crítica a lo largo del siglo XX. Sin embargo, el desarrollo de un mercado del arte cobró cada vez mayor impulso y la fase globalizadora del capitalismo multiplicó sus posibilidades de expansión. Así, en un contexto de profunda crisis económica que sume a gran parte de la población en una pendiente aparentemente sin fondo, con días de intensa lluvia y a orillas del Río de la Plata despidiendo un invierno devastador para muchos, Buenos Aires ha sido protagonista de la edición 2024 de Arteba, una de las ferias de arte contemporáneo más importantes de América Latina. Lejos del gris con el que el viento del sudeste bañaba la ciudad portuaria, el interior de la feria impuso un clima de color, luz y creación. Un microclima en el que se observaron menos instalaciones y pantallas que en muestras de arte contemporáneo recientes y, de hecho, también menos que en ediciones anteriores de la misma feria. Un panorama que sugiere, en líneas generales, una cierta necesidad de Desconectarse de pantallas y versiones es un arte transmedia recurrir a diversas formas de artes visuales que estén menos inundadas de tecnología. Pintura, dibujo, escultura y collage Fueron protagonistas privilegiados de la edición. Formas de expresión que aspiran a conservar el aura de la obra para ofrecer al mercado del arte obras únicas, aunque ya sabemos que el capitalismo industrial apuntaba a la reproducción técnica para poder ofrecer ejemplares de las mismas para un mercado de masas.

Sin embargo, lo que esto implica como fenómeno está muy alejado de lo que implica la fase actual del capitalismo centrado en la vigilancia, dentro de la cual Shoshana Zuboff identificó el surgimiento de un “mercado de futuros conductuales”, en el que se pueden comprar y vender predicciones sobre el comportamiento humano y al cual está sujeta la producción de bienes y servicios.

De esta lógica intenta escapar. La creación única del artista ante el desafío de sostener el poder de la creación humana frente, entre otros signos de progreso tecnológico, al de la inteligencia artificial.. Un poder que pretende sostener el ideal de contingencia y la belleza de la creación humana frente a la robotización de la vida. Recordar que la tragedia, ese género que junto a la democracia conocemos desde la Grecia clásica, fue definido por Nietzsche como la confrontación irresoluble, la tensión permanente entre el principio de lo apolíneo y lo dionisíaco, puede abrir el prisma y permitirnos observar los conflictos inherentes a las sociedades atravesadas por la desigualdad. No se remedian sólo en el momento en que cada individuo vale un voto como ha proclamado la democracia liberal, sino en ese otro momento en que cada sujeto es libre de crear, más allá de ser “libre” de vender su fuerza de trabajo..

Este dilema, que la filosofía política no puso en el centro de su reflexión en sus orígenes –seguramente por la naturaleza misma de la esclavitud en el entorno en que nació– sobrevive hoy en los usos y abusos de una noción contradictoria de libertad a la que es necesario volver para pensar la cultura, la comunicación y la política.

* Investigador de la UBA-UNTREF

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