“Hace seis meses que no hay conversaciones entre las autoridades argentinas y las de Petronas”, asegura una fuente muy cercana a las negociaciones con la estatal malasia desde antes de que se firmara el primer memorando de entendimiento, en septiembre de 2022, para el estudio de la construcción de una planta de GNL para exportación. Esta fuente conoce de primera mano la opinión de los principales responsables de la estrategia de Petronas para la región, que tienen su base en la ciudad de São Paulo, Brasil. Para sorpresa de Página/12 En respuesta a la afirmación que inicia esta nota, el interlocutor explica: “Lo que hay que entender es que no hubo una decisión apresurada de Petronas de abandonar el proyecto, sino que la parte argentina aceleró anuncios de inversiones que no se concretaron, sin consulta, y además se inició una disputa por la ubicación de la planta; cuestión que nunca fue discutida con los malasios y, mucho menos, fue acompañada de algún estudio o análisis que recomendara tal cambio de ubicación, porque Bahía Blanca siempre había sido mencionada”.
La versión publicada en un medio nacional sobre la aparente decisión de Petronas de abandonar el proyecto de la planta de GNL en sociedad con YPF fue admitida, al menos como una posibilidad, por el presidente de la petrolera argentina, Horacio Marín, casi de inmediato. Dijo que el proyecto seguiría adelante incluso si Petronas se retira, porque hay otros interesados.
Si se especula que las autoridades de YPF ya estaban al tanto de la pérdida de entusiasmo de Petronas, sería difícil entender por qué el gobierno de Javeir Milei abrazó el proyecto con tanto entusiasmo, al punto de presentarlo como un caso emblemático de inversión extranjera, que sería atraída por el régimen de incentivos a la inversión votado en el paquete Ley Bases.
Guillermo Francos, jefe de Gabinete, acudió a la Cámara de Diputados en la primera semana de septiembre para exponer la existencia de megaproyectos de inversión en el país por un valor de 47 mil millones de dólares, dos tercios de los cuales, explicó, corresponden a los 30 mil millones de la inversión prevista para la planta de GNL de YPF y Petronas. Del resto, al menos 3.800 millones corresponden a la explotación de litio en Salta, programas de inversión que se tornaron polémicos (están parados) ante una caída vertical del precio del litio que obliga a recalcular la rentabilidad futura del negocio.
Quedan menos proyectos por delante, entre los que destacan los relacionados con la ampliación del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, una nueva planta siderúrgica de Sidersa en San Nicolás (ambos proyectos de interés para el grupo Techint) y los vinculados a la minería del cobre, principalmente en la provincia de San Juan (proyecto yacimiento Los Azules).
Es decir, de esos 47 mil millones, la cifra objetivo de la cartera de Franco presentada hace apenas 15 días, podría reducirse a un valor inferior a los 15 mil millones de dólares.
¿Qué pudo haber llevado a que semejante escena de entusiasmo se desmantelara en tan pocos días? En primer lugar, el craso error en la gestión de toda la operación mediática vinculada a la planta de GNL. Este proyecto nace del enorme potencial de producción de gas que tiene Vaca Muerta, lo que, al mismo tiempo, demanda infraestructura y logística para su aprovechamiento.
Durante el gobierno de Alberto Fernández se impulsaron dos proyectos claves que apuntaban a dar una salida rentable al gas neuquino en el mediano plazo. Uno fue el gasoducto PNK, cuyo primer tramo se instaló en un tiempo récord de un año y medio, sin dudas el puntapié inicial de un proyecto muy ambicioso. El segundo fue la decisión de avanzar en la búsqueda de una salida de exportación vía licuefacción de gas para poder embarcarlo, y no limitarse sólo a la exportación vía gasoducto.
El 19 de enero de 2021, Pablo González, ex legislador nacional y ex vicegobernador de Alicia Kirchner, fue designado presidente de YPF. Desde ese cargo, impulsó la búsqueda de un socio internacional para la explotación comercial del gas natural licuado. Estableció vínculos con la estatal malasia Petronas, una de las comercializadoras de hidrocarburos más poderosas del mundo.
El primer día de septiembre de 2022, Pablo González firma con el presidente de Petronas, Tengku Muhammad TaufikEl «acuerdo de estudio y desarrollo conjunto» (JSDA) para un proyecto integrado de GNL en Argentina que abarcará el Upstream con la producción de gas no convencional, el desarrollo de gasoductos e infraestructura, la producción de GNL, así como la comercialización y logística internacional”. La foto que ilustra esta nota Es del día de este anuncio.
Desde entonces, se avanzó en la evaluación del proyecto, hasta que en julio de 2023, ambas compañías firmaron un “memorando de entendimiento” para la construcción de una planta de licuefacción de gas en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca.
El ritmo de las conversaciones cambió con el cambio de gobierno. También cambiaron las autoridades de YPF y hubo importantes novedades privadas en el sector, como la decisión de Exxon de dejar de operar en el país, al igual que su socio Qatar Petroleum, mientras que la petrolera alemana Wintershall anunció y concretó la venta de sus activos locales (principalmente la extracción de gas en Vaca Muerta) a favor de la británica Harbour Energy.
Pero los cambios que más impactaron en Petronas se debieron a las discrepancias que empezó a mostrar el gobierno en su política energética. La dirección de YPF, vinculada a Tecpetrol, comenzó a desarrollar una política orientada a hacer más eficiente el negocio desinvirtiendo en los activos menos rentables.
Eduardo Rodríguez Cirillo, secretario de Energía ligado a los equipos de Carlos Bastos (Mediterráneo y ex secretario de Energía de Domingo Cavallo), busca imponer su propia política al sector, pero no logra conciliarla con los intereses del ministro Luis Caputo, quien preferiría tener un manejo más directo de las operaciones del sector. Para lograrlo, colocó por encima de Rodríguez Cirillo a un «secretario coordinador de energía y minería», nombrando para el cargo al ex CFO (director ejecutivo de finanzas) de YPF Daniel González.
Vinculado al establishment financiero internacional, Daniel González aspira a avanzar en el control de las empresas estatales Enarsa, Cammesa y las del sector nuclear. Al igual que Caputo, ve en cada una de ellas una oportunidad de negocio (vía privatización o no) que no quiere dejar en manos de otros.
Por eso, entre otras razones, Daniel González tiene un conflicto apenas disimulado con Rodríguez Cirillo. Pero tampoco inspira confianza en la tropa de Horacio Marín, que teme la influencia que González pueda tener sobre YPF. Al mismo tiempo, es evidente que Marín discute sus decisiones mucho más con Paolo Rocca y su gente de confianza en Techint, que con Rodríguez Cirillo o con el propio Javier Milei, que no fue quien lo eligió para el cargo.
Esta suerte de enfrentamiento interno en la misma zona se refleja en las indefiniciones o contraataques permanentes. La insistencia en sostener la supuesta inversión en la planta de GNL como muestra del éxito del programa reconoce la firma de Luis Caputo, que creyó que sacaría provecho de ello. Para desconcierto de la gente de Petronas, la escenificación del «traslado» de la planta a Río Negro fue utilizada incluso para atacar al gobernador Axel Kicillof.
No sólo fracasó, sino que sembró desconfianza en toda la gestión del gobierno en el sector energético. Marín podrá comprobar si semejante pifia dañó la imagen de YPF cuando salga a buscar crédito internacional. Además, seguramente le pedirán que explique por qué los capitales extranjeros huyeron del país, justo cuando el gobierno se muestra más generoso con ellos que nunca.
Rodríguez Cirillo, el tercer punto del triángulo del poder energético oficial, seguramente está esperando a ver quién responde por el desaguisado cometido, con el gesto de quien dice: «a mí no me mires».