• Dom. Mar 16th, 2025

Adolfo Benjamin Kunjuk - Diario Personal

En este rincón digital, exploramos la vida cotidiana con un toque de ironía y humor sutil. Entre noticias y reflexiones, vas a encontrar historias que desnudan las contradicciones humanas, todo contado con la cercanía de una charla entre amigos. Desde lo absurdo de la tecnología hasta los grandes temas que parecen manejados por los que menos entienden, aquí las cosas se dicen como son, sin vueltas y con un guiño cómplice.

El peligro de la timba financiera y la máquina de generar nuevas adicciones | Polémica por la medida que tomó la Comisión Nacional de Valores habilitando ser inversionista a los 13 años



“Nos están enfermando a nivel mundial”, advierte el psiquiatra Federico Pavlovsky sobre una decisión controvertida. Los adolescentes argentinos tienen vía libre para invertir en el mercado de capitales a partir de los 13 años. A través de una resolución general, la Comisión Nacional de Valores (CNV) autorizó a los menores de edad a comprar y vender acciones, bonos y otros valores financieros. El organismo oficial sostiene que la medida busca “promover diferentes herramientas e instrumentos que faciliten el acceso de los jóvenes al sistema financiero; así como incentivar el ahorro y promover la educación financiera desde edades tempranas”. Psicólogos, docentes y expertos en ciudadanía digital y consumo problemático cuestionan la medida por ser “extremadamente imprudente” en un contexto de creciente adicción al juego online.

Los adolescentes deberán contar con la autorización de sus padres para poder invertir en el mercado de valores, según establece la resolución. Los dueños de las empresas financieras celebraron la noticia. “A partir de los 13 años podrás abrir una cuenta en Cocos Capital para comprar bonos argentinos sin pagar comisiones. Vamos a tener que redoblar esfuerzos en lo que estamos haciendo en educación financiera de los menores. «¡Buenas noticias para Argentina!» escribió el fundador de Cocos, Ariel Sbdar, en la red social 2025.

Walter Martello, Defensor del Pueblo Adjunto de la Provincia de Buenos Aires y jefe del Observatorio de Adicciones y Consumo Problemático, sugiere que hay un problema de fondo en la creencia de un gobierno que en su ideología busca “confundir libertades con responsabilidades” y “reivindica al mercado a toda costa, en este caso inversiones bursátiles, restando conocimiento, información y proyectos más relacionados con las particularidades de nuestros jóvenes y de nuestro país en el corto y medio plazo».

El Defensor Adjunto de la Provincia de Buenos Aires destaca que permitir que los adolescentes inviertan en el mercado de valores “puede exacerbar problemas de autocontrol, generar expectativas poco realistas sobre la obtención de dinero rápido y promover conductas de riesgo”. Martello agrega que la adolescencia es una etapa donde el cerebro aún se está desarrollando, especialmente en áreas relacionadas con la toma de decisiones y la evaluación de riesgos. “La exposición temprana a este tipo de actividad, que puede parecer similar al juego, podría fomentar la adicción al juego o la dependencia emocional de la asunción de riesgos financieros, sin la madurez necesaria para gestionar las consecuencias. «Esto fomentaría una mentalidad de juego continuo, inversiones confusas y especulaciones irresponsables».

Griselda Enrico, psicóloga, psicoanalista y docente, plantea una pregunta central: “¿No se coloca a los propios adolescentes como un objeto de consumo más cuando son consumidos por el mismo sistema que los coopta bajo la firma cómplice de los adultos ‘responsables’? al comprar papeles de inversión? ¿Por qué invertir a los 13 años? ¿Cuál es el problema allí y de quién? Enrico da respuesta a estas preguntas. «Hablamos de la adolescencia y la pubertad, una época que implica paso, encuentros y desencuentros, lo familiar se vuelve un poco extraño, el cuerpo mismo se vuelve extraño, habitarlo será un avatar que se navegará de manera única con sus propios recursos. y acompañamientos, incluso para limitarse, luchar, o diferenciarse; de ​​ahí que la tolerancia a la diversidad sea un buen ingrediente. Lo cierto es que en esa búsqueda de ropa nueva que exige esta metamorfosis, atravesamos vacíos y soledades que constituyen una zona de riesgo. Las puertas al abismo se pueden abrir, un engaño con solo hacer clic”. La psicóloga y docente precisa que “las consecuencias siempre las sabremos en su dimensión real más adelante y para que esto suceda tendrá que pasar algún tiempo”.

Lucía Fainboim, especialista en ciudadanía digital y crianza digital, fundadora de @bienestardigitalok, destaca que la decisión es “extremadamente imprudente” en un contexto donde crecen los casos de adicción al juego. “Me parece muy preocupante porque estamos fomentando, ahora a través de estructuras legales, la búsqueda de dinero fácil y cómo multiplicar el dinero en edades donde eso no debería ser motivo de preocupación. Se puede pensar que el mundo es así ahora, que la financiarización de la economía es parte de nuestra estructura actual, pero estas discusiones deben realizarse desde una perspectiva de los derechos de los niños y las niñas”, propone Fainboim. “No podemos permitir que el modelo actual, que invita a la especulación, quite las necesidades de los adolescentes, que tienen que ver con vivir cara a cara experiencias significativas. No necesitan estar invirtiendo en la bolsa, necesitan al Estado, a políticas públicas, a personas que estén pensando en cómo potenciar su desarrollo, en cómo cuidarlos y cómo ayudarlos a vivir experiencias significativas”.

Federico Pavlovsky, psiquiatra, creador del Dispositivo Pavlovsky para el tratamiento del consumo problemático y coordinador del libro Las apuestas online, la tormenta perfecta (Noveduc), observa que las empresas tecnológicas eligen a los niños para “allanar progresivamente el camino” desde los monederos virtuales hasta el mercado de valores. “Los hábitos adquiridos en la infancia duran y los adolescentes son personas mucho más vulnerables desde el punto de vista psicológico. Hay un experimento social que antes no existía; “Es la primera vez que el desarrollo de una tecnología a gran escala genera adicciones en personas que nunca habrían tenido adicción al juego online”, explica el psiquiatra. Y añade que se trata de una “tormenta perfecta” entre tecnología, mercado, neurociencia, marketing y publicidad, que da rasgos adultos a la infancia.

“Existe una contradicción fundamental en permitir que un joven, que por ley no debería trabajar, participe en actividades especulativas en los mercados financieros”, señala Martello. “El trabajo infantil está prohibido porque el Estado reconoce la vulnerabilidad de los menores y busca proteger su desarrollo físico y emocional. Sin embargo, especular en bolsa requiere un nivel de madurez emocional, capacidad analítica y manejo del estrés que no son comunes en los adolescentes. Esta disparidad en el trato legal refleja un vacío regulatorio: por un lado, los jóvenes están protegidos de entornos laborales exigentes, pero están expuestos a riesgos financieros que pueden tener consecuencias emocionales y económicas igualmente graves. Esto requiere una reflexión más profunda y, posiblemente, una actualización del marco regulatorio para garantizar una protección coherente”, evalúa la responsable del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos.

Fainboim se centra en el “imperativo de época” que cConsiste en invitar a las infancias a saltar etapas. “Las niñas de 8 o 9 años, en lugar de jugar con juguetes, se preocupan más por su protección de la pielen tratamientos faciales. La infancia y la adolescencia son épocas muy improductivas en las que la gente juega por jugar. Hay que tener mucho cuidado y apoyar que estas etapas se disfruten para evitar enormes crisis de salud mental más adelante”, reflexiona el especialista en ciudadanía digital.

“Como psiquiatra, puedo confirmar nuevamente que hay pacientes que no existían, son aquellos adictos al juego en línea”, afirma Pavlovsky. “Existe una maquinaria publicitaria en el mercado tecnológico que genera adicciones y esto se traduce en que personas enfermas acudan a clínicas de salud mental. Si la tecnología avanza muy rápido, las regulaciones lo hacen en un segundo plano y las repercusiones en la salud mental llegan con mucho más retraso; Por eso en los últimos años estamos comprendiendo la gravedad del impacto de las redes sociales en la salud mental. Sólo ahora empieza a quedar claro que nos están enfermando a nivel mundial”.

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