«No entiendo qué les diferencia a ustedes si son cuatro, cinco o 43 conejos», dijo el portavoz presidencial en la enésima confirmación de la llegada a las más altas esferas del poder político nacional de la condensación de un espíritu de la tiempos en los que la verdad o la mentira ya no son relevantes a menos que -en la extravagante lógica del gobierno- el hecho en cuestión afecte a quien pregunta individualmente.
Viendo el panorama completo, no debería sorprendernos que el hábitat de estos conejos imaginarios se encuentre ubicado en algún paisaje del tierra planalo cual, con ardor, fue defendido oportunamente por un diputado en huelga del oficialismo. Discutir racionalmente contra los conejos terraplanistas parece incapaz de conducir a nada fructífero en un escenario marcado por la rapidez y la superficialidad. parece que La estrategia comunicativa de algunas configuraciones políticas conservadoras y de carácter autoritario nos coloca en una trampa de la que, parece, es difícil salir.
Sin embargo, es posible ir más allá y recordar que, en la Tierra esférica con conejos (y perros) de carne y hueso, el peso de los hechos geográficos a lo largo del tiempo se impone sobre nuestras vidas en capas sedimentarias: incendios incontrolados, infraestructuras colapsadas, riesgo de pérdida de comunicación física entre zonas distantes del país por amenazas inminentes a Aerolíneas Argentinas, entre otras, tienen, a la larga, efectos territoriales neutralizantes sobre cualquier antojo discursivo caprichoso. Es cierto: estos problemas no son nuevos, pero sí lo es el abandono desesperado de cualquier intento político encaminado a su tematización para intentar solucionarlos.
Las dos grandes movilizaciones universitarias se han dado cuenta de que el saber y el conocimiento necesitan recursos económicos. Pero también se comunicaron y han puesto sobre la mesa -sobre el asfalto de la calle- algo más: el entender el conocimiento como herramienta de emancipaciónincluso si quieren abandonar incluso el último de los telescopios, la última de las bibliotecas o la última de las bibliotecas de mapas.
Uno de los acontecimientos más bellos de la historia de la Geografía fue aquel en el que, hace unos 2.300 años, Eratóstenes, con infinita paciencia, con imaginación puesta al servicio de la rigurosa sistematización del pensamiento, con conocimientos y destreza matemáticas, con un par de de palos y con dos pozos separados por 800 km logró, con recursos materiales tan modestos, deducir la circunferencia del planeta con una aproximación enorme. De alguna manera, El temperamento de Eratóstenes también estuvo presente en las movilizaciones universitarias, donde dijimos que la convicción y la fuerza del pensamiento siempre nos movilizarán en esta noche brumosa.. Aunque sólo nos queden dos palos, nuestra también infinita paciencia y amor por el conocimiento sigue siendo nuestro motor para proceder a la observación, entre otras cosas, de los hechos geográficos, deduciendo y confirmando, sabiendo que la serenidad de esta convicción siempre nos protegerá. será más fuerte que la violenta soberbia de quienes se jactan de promover el imperio del embrutecimiento desde sus plantas de comunicación.
Nos movilizamos por recursos económicos, sí, pero también por algo más: el día en que los 43 conejos habitantes del ecosistema de la Tierra plana desaparezcan definitivamente por el peso de los hechos geográficos, vamos a seguir estando aquí, organizados, para poder empezar en serio a reparar todo lo que se está rompiendo y que tanto valoramos de nuestro país.
* Geógrafo UBA. Profesor Asociado Ordinario EHu-UNSAM.