Meta está facilitando a las agencias estadounidenses el uso de Llama, su plataforma de modelado de inteligencia artificial (IA). Estos algoritmos de código abierto han comenzado a utilizarse en el desarrollo de soluciones de seguridad nacional. La empresa indica que este acuerdo “beneficia al sector público al permitir descubrimientos y avances, impulsar la eficiencia y mejorar la prestación de servicios”.
La empresa dirigida por Mark Zuckerberg ha informado que colabora con diferentes socios de la industria para cumplir el propósito. Oracle utiliza Llama 3 para resumir documentos técnicos para aviones del Ejército. Amazon Web Services y Microsoft Azure asesoran a los funcionarios sobre la implementación de modelos de IA en sus soluciones en la nube. La intención es optimizar la seguridad de la información confidencial. Por su parte, a través de la plataforma WatsonX, IBM está integrando el producto de Meta en centros de datos autogestionados por agencias de defensa estatales.
Nick Clegg, presidente de asuntos globales de Meta, señala que «Con su capacidad para procesar enormes cantidades de datos, razonar y generar información útil, los grandes modelos lingüísticos (LLM) pueden respaldar muchos aspectos de la seguridad de los EE. UU. Queremos garantizar la protección y la economía». prosperidad de la nación (a través de esta tecnología)”.
La política de uso de Llama prohíbe el uso de algoritmos con fines militares, bélicos y de espionaje. Meta ha declarado que está haciendo una excepción en este caso y que tiene acuerdos similares con autoridades del Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelandade acuerdo a Bloomberg.
“Es de interés para el mundo democrático en general que los modelos estadounidenses de código abierto superen y triunfen las propuestas de China y otros países. El objetivo debería ser crear un círculo virtuoso que ayude a Estados Unidos a mantener su ventaja tecnológica y promover el acceso a la IA a nivel mundial. Debe haber garantía de que las innovaciones resultantes sean responsables y éticas y apoyen los intereses estratégicos y geopolíticos del país y sus aliados más cercanos”, dice Clegg.
Meta apunta a un mercado lucrativo y controvertido
El uso de sistemas de IA en tareas de combate ha generado polémica. El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo proyecta que en 2028 el volumen de mercado asociado a soluciones de IA en el ámbito militar superará los 13,7 mil millones de dólares. Vincent Boulanin, investigador de la agencia, ha sostenido que “no se trata de una tecnología única, sino de una característica habilitadora. «La IA permite añadir nuevas funciones a las herramientas de guerra para hacerlas potencialmente más eficientes, más baratas, más compactas y más autónomas».
Por el contrario, un estudio elaborado por la organización sin fines de lucro AI Now Institute advierte que las herramientas de IA utilizadas en proyectos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento militar suponen una amenaza para la privacidad. Indica que el funcionamiento de estas soluciones depende de datos personales que pueden ser extraídos y utilizados por adversarios o agentes maliciosos. Los autores del trabajo sugieren que las entidades federales deberían implementar modelos de inteligencia artificial independientes y completamente separados de los intereses comerciales. Hay algunas propuestas que intentan dar respuesta a estas preocupaciones.
El año pasado, el Gobierno de Estados Unidos presentó una declaración firmada por 31 países que establece límites al uso militar de la IA. Los firmantes se comprometieron a utilizar revisiones legales y capacitación para garantizar que la IA militar cumpla con las leyes internacionales; desarrollar tecnología con cautela y transparencia, y evitar sesgos involuntarios en los sistemas que la utilizan. El acuerdo no es jurídicamente vinculante.
Sasha Baker, subsecretaria adjunta de Defensa para Políticas de Estados Unidos, dijo que el acuerdo “promueve los estándares internacionales sobre el uso militar responsable de la IA y la autonomía, proporciona una base para construir un entendimiento común y crea una comunidad para el intercambio de todos los Estados”. mejores prácticas”.