La humanidad ya ha provocado un aumento de la temperatura global de 1,5°C, según un nuevo estudio publicado en la revista Naturaleza Geociencia. La estimación evalúa el impacto del hombre desde una época anterior a la era preindustrial y antes del inicio de las emisiones de carbono a gran escala.
El proyecto fue dirigido por Andrew Jarvis, doctorado en la Universidad de Lancaster, y Piers Forster, profesor de la Universidad de Leeds. Se basa en una nueva metodología que toma como referencia el periodo anterior al año 1700. Los autores concluyeron que la contribución humana al aumento a largo plazo de las temperaturas fue de 1,49°C en 2023 durante el intervalo propuesto, con un margen de error de ±0,11°C. El cálculo revela una variación de casi 0,2°C respecto a lo que se creía hasta ahora.
El trabajo explica que el umbral de 1,5°C establecido en el Acuerdo de París se ha convertido en el criterio para medir el avance del cambio climático. El límite se estableció considerando las variaciones de temperatura documentadas entre 1850 y 1900 (época preindustrial). Bajo estos estándares, se ha definido que el calentamiento provocado por el hombre es actualmente de 1,3°C, con un margen de incertidumbre de entre 1,1 y 1,6°C, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). .
La técnica de evaluación propuesta por Jarvis y Forster implementada sobre los cánones del IPCC reduce el rango de imprecisión a la mitad. El informe señala que esto muestra que el calentamiento global causado por la humanidad está ahora por debajo del límite establecido en el tratado ambiental global, pero podría superarse en menos de una década si continúan las tendencias contemporáneas.
«Nuestro estudio muestra que las sociedades humanas han causado más de 1,5°C de calentamiento global a largo plazo. Sin embargo, eso no significa necesariamente que se haya violado el límite del Acuerdo de París. Descubrimos que hubo un aumento de las temperaturas de 0,18°C antes esto no se habría tenido en cuenta en la convención internacional”, explica Forster.
El desafío de medir el calentamiento global
Los investigadores reconocen que medir el aumento histórico de las temperaturas del planeta es una tarea difícil porque los primeros datos precisos se remontan a mediados del siglo XIX. Hacer proyecciones sobre esta base “no sólo ignora el calentamiento que ya estaba en marcha, sino que también introduce una incertidumbre significativa en las estimaciones del fenómeno”, dice Jarvis.
Los criterios del nuevo trabajo utilizan registros de dióxido de carbono (CO2) atrapado en burbujas de aire dentro de los núcleos de las capas de hielo. De esta manera se logró establecer una línea base de temperatura anterior al siglo XVII y contrarrestar la deficiencia.
“Si se comparan las temperaturas globales con la concentración de CO2 en la atmósfera, ambos indicadores aparecen en una línea notablemente recta, mucho más recta de lo que predeciría la teoría actual. Lo anterior indica no sólo cuánto se ha calentado la Tierra desde la época preindustrial, sino también cuánto de ese calentamiento puede atribuirse a la actividad humana”, subrayan los autores.
Los investigadores confían en la solidez de su metodología. Reiteran que permite abordar los problemas para establecer un período de referencia sólido más antiguo y anterior a la industrialización. Afirman que tiene el potencial de ofrecer estimaciones «al menos un 30% más seguras que los procedimientos actuales». Añaden que las evaluaciones del cambio climático pueden ser más inmediatas. “Es factible generar evaluaciones tan pronto como estén disponibles los datos de CO2 y variaciones de temperatura”, afirman.
Los especialistas creen que su propuesta puede convertirse en una herramienta metodológica que responda a los criterios establecidos en el Acuerdo de París. Advierten de que no es del todo eficaz a la hora de hacer una previsión sobre el avance de la crisis, ya que las emisiones de CO2 no son el único indicador del impacto humano en la temperatura global.