Alejandro Carlos Oxenford, en la jerga empresarial «Alec», es un CEO liberal que el presidente Javier Milei eligió para reemplazar a Gerardo Werthein en la embajada más pesada de todas y clave para los intereses del gobierno nacional: el de Estados Unidos. El personaje en cuestión, amigo personal del dueño de Mercado Libre, Marcos Galperín, creó empresas muy exitosas en la era punto.com, como la empresa de venta de autos en línea OLX, y en la última década comenzó a estar fuertemente vinculado a política de partidos.
Aunque su nombramiento aún no ha sido aprobado por el Senado, Oxenford ya formaba parte del equipo de asesores económicos de Milei, organismo liderado por el ex JP Morgan, Demian Axel “Satanás” Reidel. Pero su involucramiento con esa línea de pensamiento comenzó en la era Macri. En 2019 creó junto a Galperín el grupo de WhatsApp “Nuestra Voz”, con el objetivo de apoyar la candidatura presidencial del líder del PRO, que luego terminó en derrota. En ese grupo también estaba Eduardo Bastitta Harriet, el dueño de Plaza Logística, hoy asesor del Gobierno y quien armó la logística de la elección libertaria en territorio bonaerense. A decir verdad, Oxenford fue el primero de los directores generales macristas: integró la Fundación Sophia, el think tank que maneja Horacio Rodríguez Larreta y del que surgió, entre otros, la exgobernadora María Eugenia Vidal. Su padre, de hecho, también llamado Alejandro Oxenford, fue mencionado en la investigación sobre los contribuyentes a la campaña presidencial de Mauricio Macri en 2015, como donante de 1,5 millones de pesos.
Licenciado en administración de empresas por la UCA, realizó un MBA en Harvard en 1990 y años después fundó empresas que acabaron valiendo 1.000 millones de dólares. En 2005, Oxenford vendió su firma de subastas en línea De Remate a Galperín, por un valor de 40 millones de dólares. Coleccionista de arte y exdirector de ARTEBA, el Gobierno destaca que está vinculado al movimiento judío Chabad Lubavitch, y fue colaborador de la campaña libertaria. Registran en la Casa Rosada que Oxenford estuvo detrás de las visitas que Milei hizo a la tumba del rebe Lubavitch en Nueva York. Un dato poco conocido es que, en 1999, fue candidato suplente a legislador porteño en Acción por la República. Posteriormente fue asesor de Juan Carlos Blumberg.
«Muchas gracias por la confianza, Presidente. Emocionado por este nombramiento. Estoy convencido de que, con dedicación y enfoque, lograremos un impacto significativo, posicionando cada vez mejor a la Argentina en Estados Unidos y el mundo», dijo Oxenford desde su X cuenta, agradeciendo a Milei la elección. Y agregó que «es un honor contar con la guía de Gerardo Werthein, el equipo de Gobierno, la inspiración de Javier Milei y las ideas de libertad como Norte. Vamos ‘El servicio público no sólo es un honor, también es un responsabilidad’ –Nelson Mandela.»
En una reciente entrevista con el medio internacional Bloomberg Línea, Oxenford explicó que a pesar de vivir en Río de Janeiro, Brasil, se define como un «entusiasta libertario de toda la vida» que creía que «Argentina está entrando, quizás, en la mejor oportunidad de un Es mucho tiempo para revertir un siglo de decadencia.
La relevancia de su nombramiento para la embajada de Estados Unidos tiene que ver con el perfil que quiere marcar el Gobierno en esa agenda: Oxenford poco tiene que ver con los sectores productivos de la economía. Y mucho con la virtualidad, las desregulaciones y la línea de una economía que crece de forma selectiva, alejada de los «hierros» de la industria. Para Milei, eso encaja bien con el futuro nombramiento por parte de Donald Trump del director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, como ministro de Desregulación. En verdad, la posición económica internacional de Estados Unidos no parece estar dada por la liberalización de los mercados, sino orientada a la protección. Es, en todo caso, una foto en desarrollo, que espera ver cómo se mueve Estados Unidos, un país que nunca tuvo como prioridad los intereses de Argentina.