• Mar. Mar 18th, 2025

Adolfo Benjamin Kunjuk - Diario Personal

En este rincón digital, exploramos la vida cotidiana con un toque de ironía y humor sutil. Entre noticias y reflexiones, vas a encontrar historias que desnudan las contradicciones humanas, todo contado con la cercanía de una charla entre amigos. Desde lo absurdo de la tecnología hasta los grandes temas que parecen manejados por los que menos entienden, aquí las cosas se dicen como son, sin vueltas y con un guiño cómplice.

El patriarcado no es un fantasma. El ISAP sí



“El mundo tenía que ser más grande de lo que siempre había creído para que desapareciera tanta gente”..

Dolores Reyes. Devorador de Tierra.

Violencia vicaria es el nombre de un tipo de violencia capaz de superarse a sí misma en crueldad. Ocurre cuando para destruir a alguien, generalmente una mujer, atacas o matas a lo que más amas. Generalmente sus hijos.

El ISAP (síndrome de alienación parental inexistente) es una forma sofisticada de ejercer ésta y otras violencias, no por pura ambición teórica sino con el objetivo de dotar de herramientas pseudocientíficas a los terapeutas cómplices y a la Justicia. He estado señalando que el lenguaje es performativo: hace que las cosas existan, pero también tiene la capacidad de hacerlas desexistir. El ISAP es una forma de producir una desaparición, la desaparición de una verdad. Hay palabras que traspasan el lenguaje, hay lenguajes diseñados para alimentar la crueldad. Hay un silencio en el que viven las cosas que aún no tienen nombre, y hay un silencio en el que viven las cosas prohibidas, censuradas, amenazadas. Ese segundo silencio es un silencio ruidoso.

Las madres protectoras son neutralizadas como salvaguardia para sus hijos y puestas en el banquillo. También muchos profesionales comprometidos con la escucha y el tratamiento del sufrimiento de niños y adolescentes maltratados y vulnerados. Este es el patriarcado creativo. Este es el patriarcado cretino. Este patriarcado engordado por el fascismo se redobla, expande la violencia. Estamos luchando en varios frentes, intentando preservar lenguas, palabras, libros enteros, derechos, nombres para todo.

Un niño que afirma haber sido abusado tiene que ser testigo de ese trauma brutal. Su palabra, su síntoma, su silencio, su particular forma de hacerlo pueden ser interpretados y leídos. Un niño cuyo sufrimiento está despojado de escucha y crédito descubre que la trampa es absoluta, la impotencia es radical. La violencia institucional que se despliega lo deja completamente indefenso.

Como profesionales del campo de la salud mental advertimos que la revictimización de los niños y sus madres en nombre de conocimientos y teorías espurias tiene consecuencias devastadoras, son fuente de daño, desamparo y muerte.

Los profesionales del campo de la salud mental decimos NO por nosotros.

Digámoslo todo lo que sea necesario: no existe la memoria implantada. Ninguna inteligencia humana o artificial puede alterar nuestros recuerdos. Cualquier propuesta científica o técnica que pretenda privar a la memoria humana de su valor de verdad, ignorarla como índice de verdad, es devastadora y deshumanizante.

El ISAP es una mordaza perversa diseñada para producir impunidad, un paraguas para abusadores y pedófilos. Es un negacionismo pseudoteórico. Patologizar la denuncia de la infancia y la adolescencia es violencia. El más perverso de todos, el que está dispuesto a convertir la fragilidad humana en pasto de venganza y campo abierto para la impunidad.

Perversa y pedófila es la «justicia» que la permite y la protege, implantando sospechas en aquellos a quienes debe preservar.

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