El más llamativo de los plugins es el que permite aumentar la resolución y la fluidez del título de manera “artificial”. El usuario activa el modo y el chip “compensa” los frames que no tiene el juego, escala la imagen a mayor tamaño y mejora las texturas. La tecnología se basa en modelos de inteligencia artificial que ya están operando en consolas. Por ejemplo, en Genshin Impact se puede “forzar” la duplicación de su tasa de refresco, aunque en su menú no exista tal opción. Los creadores limitan su juego a 60 fps, pero con el plugin un jugador puede desbloquear los 120 fps. El cambio se nota de inmediato.
Por supuesto la mejora conlleva mayor consumo de batería y el aumento de temperatura (el teléfono sugiere agregar un ventilador externo). Vale completamente la pena. El dispositivo tiene una enorme batería para compensarlo. Redmagic dice que seguirán incluyendo juegos compatibles con esta tecnología.
Algunas consideraciones en este terminal
Hay un aspecto del teléfono que insiste en asomarse en esta experiencia satisfactoria. El RedMagic 10 Pro trae consigo un inexplicable bloatware. Hay al menos dos apartados innecesarios de los que no hay forma de liberarse (por ahora). Por ejemplo, contiene unas carpetas llamadas “hot apps” y “hot games”, que son solo una excusa para introducir publicidad en el teléfono. Además, si optas por su capa de personalización REDMAGIC OS encontrarás que han eliminado la sección Discover de Google para incluir z-Board, una aplicación que en teoría tiene el mismo propósito, pero que funciona notablemente peor.
Apartado fotográfico
En cuanto a las cámaras, el RedMagic 10 Pro continúa el camino que ya acostumbra. No habrá sorpresas mayores. La cámara principal asegura fotos coloridas y nítidas en circunstancias de buena luz, con una notable mejora en el procesamiento en comparación con el 9 Pro. Las fotos alejadas son las que lucen muy bien.
Por otro lado, en lo que toca a la cámara selfie, se agradece una pantalla libre de muescas a la hora de jugar, pero el sensor sigue siendo apenas funcional. Hay futuro en el concepto de la lente bajo el display, pero todavía no estamos ante la versión definitiva de la tecnología. También es evidente que hay más trabajo de software para compensar las limitaciones técnicas.